Un insecto atrapado en una pieza de ópalo.
Durante un viaje a Indonesia, el gemólogo Brian Berger compró un ópalo de recuerdo. Parecía haber un insecto encerrado en su interior, aunque es algo sorprendente ya que ese tipo de piedras preciosas son de formación lenta.
“Algunos investigadores no estaban seguros de que fuera posible”, contó Berger en una entrevista a Gizmodo. “Ahora sabemos que es sí lo es”. Berger hizo analizar la piedra en el Instituto Gemológico de América para confirmar su autenticidad y publicó los resultados en el blog Entomology Today.
El artículo explica que las plantas producen resina, una sustancia pegajosa que, bajo las circunstancias adecuadas, pueden cambiar con el tiempo, fosilizándose en ámbar. En muy raras ocasiones conservan un insecto en su interior.
Al pequeño bicho que hay en el interior del ópalo que Berger compró le tuvo que pasar algo parecido: empezaría como un insecto atrapado en ámbar que con el tiempo ha sufrido un proceso donde se ha convertido en ópalo (opalización).
Las muestras orgánicas se pueden convertir en ópalos de forma similar a la que la fosilización convierte el hueso en piedra, de hecho, en Australia encontraron hace poco un fósil de dinosaurio opalizado.
Este suceso recuerda a la ficción creada por Steven Spielberg, Jurassic Park, película en la que un mosquito conservado en ámbar se convierte en la clave para crear un parque temático con dinosaurios reales, gracias al ADN preservado dentro de la piedra preciosa.
Sin ir más lejos, la película se convirtió en casi realidad cuando un grupo de científicos encontraron una porción de la cola de un dinosaurio emplumado preservada en ámbar de más de 90 millones de años.
Fuente y más información:
Diario 20minutos
